Foto: Después del trabajo por grupos compartimos un café
Con motivo de la preparación al 75º aniversario de la creación de la imagen actual de la Virgen de los Dolores, la Hermandad ha querido realizar en su ermita una convivencia para profundizar, meditar y comentar diversos aspectos de nuestra fe.
Santi, director espiritual de la hermandad, nos propuso como tema para trabajar, la predicación que realizó el Papa Francisco en la Eucaristía del día 5 de mayo, Misa que celebró, en la Plaza de San Pedro, con motivo de la peregrinación de las hermandades a Roma.
En esta homilía el Papa se dirigió a las hermandades ofreciéndoles tres puntos meditativos que deben dar sentido a su vida y naturaleza. Os comunicamos en este artículo parte de las palabras del Papa para que podáis también vosotros reflexionarlas y extraer las consideraciones más oportunas para vuestro crecimiento espiritual: amar a Dios, ser discípulos de Cristo viviendo el Evangelio.
1.- «EVANGELICIDAD». Queridas Hermandades, la piedad popular, de la que sois una manifestación importante, es un tesoro que tiene la Iglesia, y que los obispos latinoamericanos han definido de manera significativa como una espiritualidad, una mística, que es un «espacio de encuentro con Jesucristo». Acudid siempre a Cristo, fuente inagotable, reforzad vuestra fe, cuidando la formación espiritual, la oración personal y comunitaria, la liturgia. A lo largo de los siglos, las Hermandades han sido fragua de santidad de muchos que han vivido con sencillez una relación intensa con el Señor. Caminad con decisión hacia la santidad; no os conforméis con una vida cristiana mediocre, sino que vuestra pertenencia sea un estímulo, ante todo para vosotros, para amar más a Jesucristo.
2.- Discernir que lo esencial es creer en Jesucristo, muerto y resucitado por nuestros pecados, y amarse unos a otros como Él nos ha amado.
Pero notad cómo las dificultades no se superaron fuera, sino dentro de la Iglesia. Y aquí entra un segundo elemento que quisiera recordaros, como hizo Benedicto XVI: la «ECLESIALIDAD». La piedad popular es una senda que lleva a lo esencial si se vive en la Iglesia, en comunión profunda con vuestros Pastores. Queridos hermanos y hermanas, la Iglesia os quiere. Sed una presencia activa en la comunidad, como células vivas, piedras vivas. Los obispos latinoamericanos han dicho que la piedad popular, de la que sois una expresión es «una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia» (Documento de Aparecida, 264). ¡Esto es hermoso! Una manera legítima de vivir la fe, un modo de sentirse parte de la Iglesia. Amad a la Iglesia. Dejaos guiar por ella.
En las parroquias, en las diócesis, sed un verdadero pulmón de fe y de vida cristiana, aire fresco.
3.- «MISIONARIEDAD». Tenéis una misión específica e importante, que es mantener viva la relación entre la fe y las culturas de los pueblos a los que pertenecéis, y lo hacéis a través de la piedad popular.
Esta fe, que nace de la escucha de la Palabra de Dios, vosotros la manifestáis en formas que incluyen los sentidos, los afectos, los símbolos de las diferentes culturas… Y, haciéndolo así, ayudáis a transmitirla a la gente, y especialmente a los sencillos, a los que Jesús llama en el Evangelio «los pequeños».
Sed también vosotros auténticos evangelizadores. Que vuestras iniciativas sean «puentes», senderos para llevar a Cristo, para caminar con Él. Y, con este espíritu, estad siempre atentos a la caridad. Cada cristiano y cada comunidad es misionera en la medida en que lleva y vive el Evangelio, y da testimonio del amor de Dios por todos, especialmente por quien se encuentra en dificultad. Sed misioneros del amor y de la ternura de Dios. Sed misioneros de la misericordia de Dios, que siempre nos perdona, nos espera siempre y nos ama tanto.