Animo, no hay nada perdido.

“Llegados a la casa subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Sim ón el Celotes y Judas el de Santiago. Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto a algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos”
(Hechos de los Apóstoles 2, 13-14)
Vivimos, a mi modo de ver, en una sociedad, al menos, “complicada”, un momento de la historia difícil para el ser humano; ya que el hombre ha puesto su esperanza, en muchas ocasiones, en sus poderes, olvidándose de Dios y de todo lo trascendente.

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