Ermita de San Sebastian – Historia


José Rico Romero
Conferencia dictada en
El Cerro de Andévalo, 5 de julio de 2002

INTRODUCCIÓN

POBLACIÓN DE EL CERRO DURANTE EL SIGLO XVI

Grafico de Población

Para entender mejor el porqué de una situación eclesiástica de la que somos herederos, vamos a ver este gráfico de población.
A pesar del escaso bagaje poblacional el ritmo de construcciones religiosas es muy interesante: Antes de la primera mitad del siglo XVI, ya existen las ermitas de San Benito, San Sebastián y se está levantando la actual parroquia.

SITUACIÓN CONSTRUCTIVA DE LA PARROQUIAL

 Los libros de visita arzobispales a la parroquia comienzan en 1549, luego cuando Hernán Ruiz llega a El Cerro, en 1562, o termina obra vieja o principia obra nueva.
En 1570, la iglesia está descubierta y en 1577, acabada, cuando El Cerro tiene ya 1.600 almas.

PRIMEROS CULTOS EN LA PARROQUIAL

 En 1562, ya está erecta la Hermandad del Santísimo.

Cultos en 1567
 Nuestra Señora de Gracia, con el Niño de Dios en los brazos, que recibe una toca -“la mejor que tengo”- de Apolonia García Delgado, madre del que fuera, doctor Don Lucas Domínguez.
Santiago y Santa Catalina

 Cultos en 1577
 Un Crucificado y San Juan Evangelista. Los apóstoles San Pedro y San Pablo y la Virgen del Rosario y Santa Ana.

FUNDAMENTACIÓN DE LA EXISTENCIA DE ESTA ERMITA

HERMANDADES FUNDACIÓN
Santísimo Sacramento 1552
San Sebastián a. 1588
N.ª S.ª del Rosario 1594
San Benito 1594
Santísima Veracruz 1596
Inmaculada Concepción 1596
De la Sangre 1597
Dulce Nombre de Jesús 1597
Ánimas B. del Purgatorio 1616
N.ª S.ª del Mayor Dolor a. 1815

 Los asentamientos poblacionales que terminaban con vida concejil y religiosa, tras la erección de la Hermandad Sacramental, siempre la primera, derivaban hacia el culto escatológico, con la creación de la hermandad de las Ánimas, y hacia la protección sanitaria, introduciendo el culto a SAN SEBASTIÁN, a quien solían levantar ermita en las afueras de la población, unido su culto al de San Roque.
Es más, las hermandades de San Sebastián solían amparar bajo su mando y protección las instituciones hospitalarias y, en El Cerro, ya hay constancia del Hospital de San Sebastián, en 1570, en la calle que tomaría su nombre -calle Hospital-, bajo la hermandad de este santo.
Con su funcionamiento se paliaría, en parte, la precaria situación de los necesitados y enfermos.
Este hospital de San Sebastián pudo fenecer cuando desapareció la hermandad homónima, en los años finales del siglo XVIII.
En Huelva, capital, la ermita de San Sebastián estaba en el actual barrio de su nombre, y la de San Roque, en el actual barrio del Molino de la Vega.

CONSTRUCCIÓN DE LA ERMITA Y HERMANDAD DE SAN SEBASTIÁN

ermita-norte

(Imagen : Ermita desde el norte)

En 1567, ya había ermita porque algunos vecinos de El Cerro legan, en sus mandas testamentarias, algunos maravedís y hasta un chivo, a la ermita de San Sebastián que está en el Llano de su nombre.
En 1588, ya está erigida la Hermandad de San Sebastián que es titular de la ermita.

   documento-cuentasLos Visitadores del Arzobispado de Sevilla le toman las cuentas al mayordomo de la ermita. 
San Sebastián del Cerro
En la villa del Cerro a veintisiete del mes de agosto de mil seiscientos años… por mandato del vicario de Aracena al Bachiller Juan Lucas Haldón.

(Imagen : Documento de cuentas de 1600)

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DENOMINACIÓN DE LA ERMITA

En los siglos XVI, XVII y XVIII, se le conoció como ermita de San Sebastián.
No será hasta 1801, cuando se le nombra como ermita de “Los Dolores y San Sebastián”.
Pocos años después se le conocería, ya definitivamente, como ermita de “Nuestra Señora del Mayor Dolor”. En su frontón triangular, luce letrero extemporáneo.
Culto de fuerte penetración social y al que se le profesa una intensa devoción popular que tiene sus momentos de máximo esplendor, en “La Subida”, en la tarde del Jueves y Viernes Santos y en la noche de este viernes hasta la madrugada del sábado, donde se trastoca en “La Soledad de la Virgen”.

(Imagen : Ermita desde el oeste)

DESCRIPCIÓN DE LA ERMITA. Detalles y Simbología

Interior

ermita-interior
Edificio de una sola nave, espaciosa y diáfana, remozada en distintas épocas.

Cúpula de media naranja

cupula
La capilla mayor está rematada en una amplia cúpula de media naranja con bóveda de horno, semejante a la primera obra de la ermita de la Trinidad.

Pechinas

pechinas
La cúpula se proyecta sobre pechinas y se apoya en pilastras unidas con arcos de medio punto que dejan paso a dos capillas laterales y camarín y se remata al exterior en linterna que acaba en estructura piramidal.
Hasta hace escasas fechas lucía un Padre Eterno de bulto policromado que sostenía el mundo.

Acceso al camarín: Arco primero

camarin
El acceso al camarín de la virgen se embellece con detalles de buenos alarifes, tras el primer recodo de sus gradas.

Acceso al camarín: Bóveda
boveda

En su último tramo, inmediatamente antes de la entrada al camarín, se practican unos nervios paralelos a su bóveda de medio cañón. Producto, ambos, arco y acceso, creo, de la piedad popular.

ermita-tres-nivelesTres niveles de exterior

 La techumbre se plantea en tres alturas, más baja la que cubría el patio actual de planta rectangular, le sigue la primera capilla y alcanza la mayor altura la cubrición de la capilla mayor, de planta cuadrada, rematada en linterna.
No se nos antoja casual el proyecto, más bien puede pensarse en un simbolismo ascendente.
Y es que las ermitas, libro de bolsillo de las catedrales, son, en definitiva, templos de Dios. Y como tal templo es preciso observarlo. Ya me pasó en la ermita de San Benito, cuando estudiaba su orientación y asistí perplejo a la iluminación de la base del altar mayor, en el atardecer del solsticio de invierno, cuando el sol se sitúa en el poniente y cuela sus rayos por el ósculo de la puerta y por la puerta misma. “Que la muerte del sol (el solsticio de invierno es el día más pequeño del año) implica necesariamente la idea de su resurrección”.
Las estructuras arquitectónicas poseen significados simbólicos generales, las de los templos los concretan y determinan.
Las catedrales cristianas realizan la imagen del ser humano en sus plantas (ábside, cabeza; crucero, brazos, etc…). En el templo gótico el impulso ascendente… busca la idea del templo montaña, integrando macro y micro cosmos.

 corte-longitudinal

Corte longitudinal este-oeste

 La fábrica de nuestra ermita de los Dolores no escapa a la simbología de la arquitectura. Y un corte transversal nos muestra una construcción gradual que concierne al simbolismo de la evolución espiritual discontinua, es decir, a los diferentes y progresivos grados de evolución.
El devoto siente, cuando entra en la ermita, no solo el acercamiento físico a la imagen situada en el testero, sino, a nada que quiera y sepa interpretar, el paso gradual, el paso de círculos de tránsito que han de soportar los iniciados, las gráfilas de puntos de la medallística que luego veremos en la fachada de poniente, las cuentas de los rosarios, hasta situarse bajo la luz de los elegidos.
Esta sensación se produce sin remedio cuando se acude con fe, o cuando sin ella, se respetan porque se conocen los principios más íntimos del creyente.

linterna

Linterna

 La linterna, soportada en el centro de la cúpula mayor, presenta planta hexagonal, en cuyos vértices se apoyan pilastras que se rematan en adornos del barroco popular. Sobre los lados se levantan los ventanucos de luz, de medio punto
Este elemento arquitectónico posibilita que la luz penetre en el templo, y la luz se identifica tradicionalmente con el espíritu. La luz es la manifestación de la moralidad, de la intelectualidad y de las siete virtudes.
Recibir la iluminación es adquirir la conciencia de un centro de luz, de fuerza espiritual.
Y en nuestra ermita se proyecta justo en el centro de la capilla mayor, donde podría alcanzarse el último grado de la evolución espiritual a que antes aludía.

Azulejería de la linterna (anterior a la restauración)

 azulejos-linterna

La decoración exterior del remate piramidal de la linterna presenta azulejería de sencillas figuras poligonales fechable en el siglo XVI.
A tenor de su pasta clara amarillenta, en oposición al rojo intenso toledano, pueden ser identifi-cados como sevillanos.

 azulejo-san-sebastian

 Azulejo de San Sebastián

 Bajo la cúpula, este mosaico de inusuales proporciones con corazón punzado de siete espadas -¿los siete dolores de la Virgen?-, con remate en forma de clavo, salvado de las últimas obras de acondicionamiento del suelo de la ermita por nuestro amigo Juan Bravo. Al sur, probablemente, la le-yenda: San Sebastián mártir.

Espadaña

Espadaña

La ermita orienta su puerta principal hacia el oeste.
Sobre amplia puerta, el frontón renacentista adornado se prolonga con sencilla espadaña acostada de dos pilastras adosadas y rematada en frontón de líneas suavemente curvadas, de influencia manierista.
Todo el conjunto se corona con cruz latina doble de hierro con adornos.

Campana

 campanaLa espadaña soporta campana de 1663, con leyenda: SANTE SEBASTIANE ORA PRONOBIS: San Sebastián, ruega por nosotros.
Es la llamada, la plegaria repetida, en cada toque, a San Sebastián, para que interceda, ante Dios, por quienes le imploran: San Sebastián, ruega por nosotros.

APUNTES HISTÓRICO-ARTÍSTICOS

IMAGINERÍA

Estampa de la Virgen de 1743

Estampa de 1743. (Facilitada por Don Felipe García Pavón)

 Por el Libro 2º de cuentas de la Hermandad de S. Sebastián, se sabe que en 1646, la techumbre de la ermita está caída, y acuerdan que Pedro Serrano, hermano mayor, “coja hombres y guarde los materiales, dejando expedita la ermita para la fiesta que los vecinos de esta villa hacen a San Sebastián el segundo domingo de agosto”.
No se olvide que San Roque está en esta ermita al compás de San Sebastián, por razones del mismo patronazgo, como en muchas otras villas onubenses, y hasta la década de los años sesenta se celebraba una fiesta a este Santo con pareja de mayordomos que, tras portar un ramo de naranjo, atributo de San Sebastián, habían de colocarlo todo un año en la estancia principal de su casa.
En 1710, hay un intento de dar capilla a la Virgen del Mayor Dolor, porque la obra de reparación ha corrido a cargo de los bacinadores de la virgen.
Los bacinadores son cargos frecuentes en estos tiempos que tratamos y en El Cerro los había también de San Antonio, para el hospital de pobres de Sevilla, y de Montserrat de Barcelona.
En 1715, se colocó la Virgen en un altar colateral a San Sebastián y, después, porque la Cofradía de San Sebastián estaba obligada a ello, se ubicó en el altar mayor.

Piedad del norte de la estampa. 1743

 piedad

En 1743, se estampaba su imagen, doblemente coronada, bajo óculo donde se representa la Piedad, con rocalla barroca también coronada.

Cabeza con corona. 1743

 Cabeza con CoronaLa imagen se corona de rayos con doce estrellas, símbolo de la luz y de la iluminación recibida.
Esta corona radiante es el cumplimiento de la más alta finalidad: quienes triunfan sobre sí mismos logran la corona de la vida eterna.
Las estrellas en multiplicidad son símbolo de la lucha contra las tinieblas, solo reservada a los elegidos.
El rayo, en su forma activa, es fuego celeste; se considera emblema de soberanía y se relacio-na con la aurora y la iluminación.
La cabeza de la Virgen, en suave movimiento dextrógiro, inclina su rostro apesadumbrado bajo toca de duelo y manto.

Estola, corazón y sudario. 1743

 Estola Corazón y sudario

Revestida de sacerdote, de su cuello pende una estola, símbolo de la soga que le pusieron al cuello a Jesús. Simboliza también la gracia santificante y el yugo del Señor.

 Su corazón aflora atravesado por largo puñal desde la derecha, y sus manos, acercándose al pecho, sostienen el sudario de su Hijo.

Media luna. 1743

Media Luna

A sus pies, la media luna de con dos estrellas de ocho puntas, viejo atributo ya de la diosa Isis egipcia, como símbolo de Señora de las mujeres; de la eternidad sobre lo mudable y transitorio. Matriz, arca, navío de la luz que transporta el alma…

Leyenda de los pies. 1743

 En la leyenda inferior, se lee que se venera en El Cerro y que los obispos Icossio y Gadara conceden 40 días de indulgencias, cada uno, a quienes rezaren, delante de esta estampa, un Ave María.
Fuera de la estampa, la imprenta sevillana de Nicolás Carrasco. 1743.

Leyenda a los pies de la imagen